¿Qué convierte un coche en digital?
La televisión, y en general los medios de comunicación, siempre han estado fascinados con la idea de un automóvil futurista, innovador y totalmente digital. Hacia el año de 1965, existió una serie de televisión de nombre “Mi madre, el coche”, cuya trama trataba de que un hombre descubre que su mamá ha reencarnado en un automóvil modelo 1928, que conducía de manera inteligente. En 2002, esta serie fue considerada como la segunda peor serie de televisión en la historia de los Estados Unidos, si bien la premisa tenía un fondo bastante digno de analizar si lo llevamos a la realidad actual de los automóviles autónomos.
Hacia 1980, otra serie, ésta mucho mejor elaborada, cautivó millones de hogares gracias a que el automóvil poseía inteligencia artificial y era conducido por un apuesto David Hasselhooff. Se trataba de K.I.T.T. (Knight Industries Two Thousand), cuyo automóvil era controlado por una súper computadora, muy similar a lo que existe actualmente con el sistema Watson de la IBM.
El Pontiac Trans Am de Michael, daba soporte a este agente, cada semana, mientras en múltiples aventuras se capturaba a los chicos malos.
Repentinamente, la era digital permitió amplias capacidades de almacenamiento en dispositivos muy pequeños y la generalización en el uso de dispositivos con cierto grado de inteligencia para procesar la información. En este sentido, la imaginación de los guionistas de televisión, acabaría siendo una realidad generalizada.
La transformación digital, debe ser abordada desde una óptica muy particular. Los automóviles han dejado de ser medios que nos muevan del punto A al punto B, para transformarse en computadoras con ruedas. Mercedes-Benz, Audi, BMW, Cadillac, Infiniti y en otras proporciones, Nissan, Ford y Chevrolet, ya ofrecen almacenamientos de hasta 40 gigabytes en sus vehículos y puntos de conexión WiFi que nos permiten estar 100% conectados al mundo digital, pero también, 100% ubicables en el tiempo y el espacio.
De todo esto surge la pregunta, ¿qué hace que un automóvil pueda considerarse como digital?
Existe el concepto de “auto inteligente” o “Smart car” por su nombre en inglés, pero este concepto está mayormente asociado a autos con tecnologías más eficientes en el uso del combustible, pero en realidad, el desafío para los ingenieros fue en el sentido de encontrar soluciones inteligentes que ayudaran a salvaguardar la integridad de los pasajeros y los ocupantes.
Lo que en realidad convierte al automóvil, en una pieza digital, y más allá de las regulaciones sobre el uso del cinturón de seguridad en 1966 (en EUA) o bien la instalación de bolsas de aire en los años noventa, son los sistemas de prevención de colisión que trabajan en conjunción con los dispositivos antes mencionados.
Llamados coloquialmente, “sistemas de pre-colisión”, y sabiendo que hoy en día los automóviles son máquinas muy rápidas y poderosas, estos medios incorporados a los coches detectan objetos que puedan aparecerse en el camino, la fatiga del conductor o bien un cambio involuntario de carril.
Un auto digital ya incorpora sensores, rayos laser para detectar objetos estáticos o en movimiento y cámaras que anticipan una posible situación que pueda dañar a los ocupantes.
Tecnologías como sensores para el punto ciego, panel de instrumentos digitales y personalizables o bien cámaras infrarrojas de visión nocturna, son parte del arsenal digital que ya encontramos en muchas marcas de lujo (y otras que no lo son tanto), donde los alemanes de Merecedes-Benz, Audi o BMW llevan la delantera.
La digitalización, en función de la seguridad, juega un papel fundamental, si bien, al final de la ecuación, lo que se busca es que el comprador de estos autos esté informado, entretenido y conectado.
Los autos digitales, al igual que aquél viejo K.I.T.T., incorporan sistemas de navegación, alertas de tránsito, localización de espacios para estacionamiento, aparcamiento automatizado con manos libres y conexión a Internet a manera de “hot spot”, para satisfacer las necesidades de los propietarios y pasajeros para estar en “contacto” con el mundo exterior.
Así como existen defensores de estas tecnologías, en diferentes artículos se ha manifestado el problema de que la digitalización y conectividad, plantean un cúmulo de elementos que distraen al conductor. Si uno puede ir viendo un DVD, respondiendo mensajes de correo o sistema de mensajería y aparte conducir a 100 kilómetros por hora, el planteamiento es por demás interesante.
De acuerdo con la National Highway Traffic Safety Administration, o Administración para la Seguridad y Control vial de los Estados Unidos, 80% de los accidentes viales suceden por distracción de los conductores, como lo citó el New York Times en una de sus publicaciones.
Finalmente, los dos grandes distractores para quien maneja un automóvil son: el manejo de la música a bordo y el teléfono celular.
Sin lugar a dudas, la digitalización de los autos es inevitable, pero de cara al futuro, será indispensable trabajar más para que las distracciones al conducir sean menos.